Entrevistas

Perro Ciego: 25 Canciones

En el número especial de Rock Salta por los 25 años de Perro Ciego armamos un ranking con los mejores temas de Perro Ciego. Acá te lo mostramos.

¿Cuáles son las mejores 25 canciones de Perro Ciego? La pregunta se lanzó en las redes sociales y el público se expresó votando sus favoritas de cada disco. Los propios integrantes del grupo dieron su opinión. Además, músicos que crecieron escuchando a la banda dejaron sus impresiones. Periodistas de Rock Salta y medios colegas trabajaron para armar la lista y sumergirse en los fundamentos de cada elección. 

Si bien es cierto que con cuatro trabajos no hay tanto material en el cual ahondar, hay creaciones que vale reconocer en el medio de una actualidad regional donde las canciones de los artistas locales no suenan en los medios masivos y las producciones discográficas son escasas y esporádicas, debido a las conocidas dificultades que sufre cada banda o artista al no vivir de la música. 

Esta lista busca mostrar que lo más importante siempre será hacer buenas canciones.

25. «No sé quedarme» – Peón De Luna (2005)
El trinar de pajaritos anuncia el regreso a casa, con el sol de compañero, después de otra noche de bares y la imagen de un amor del pasado. Un blues especialidad de la casa, con aporte del Mecha Menéndez y el Salchi en la letra, el Pibe Acosta deja su marca inmortal en el repertorio de Perro Ciego. De invitada está Yamile Burich en saxo. “Mil días de botellas, mil noches sin ella…”. Mozo, marche otra, bien helada. Tony López.

24. «Perdidos» – Pelafustán (2010)
El sonido de la banda se encuentra depurado y ajustado en su conjunto. Voces, primeras guitarras y rítmicas (categorización aún vigente), bases e instrumentaciones que llenan el espacio, como pianos y armónicas, son enmarcadas en un todo donde no hay margen a dobles lecturas. Es rock tradicional, cerrado, cuadrado. Y para quien se sienta identificado con él, muy efectivo. La canción cuenta con el curioso acompañamiento de Mario Teruel, de Los Nocheros, en guitarra española. Federico Rodriguez Lezcano

23. «Sin molestar» – Rocabola (1997)
La clásica canción de grupo que recién se inicia: letra corta, producción básica, estribillo efectivo, voz joven a pulir y una historia basada en la experiencia de algún integrante o un amigo cercano. “Te quito la ropa / le vamos a dar”, dice Salchi. Podría ser el tema estándar de cualquier banda joven, pero ya tenía un detalle extraordinario que se repetiría brillantemente en los siguientes discos: el solo. Para disfrutar, los cuarenta segundos finales con Martin Aguilera, el mejor guitarrista rockero que dio la tierra del folclore. Federico Porcel.

22. «Cenizas» – Pelafustán (2010)
En el plano musical, Pelafustán es como una clase académica de rock tradicional. Con un filtrado de años en la mejora del dictado, se instruyen a fondo los estilos básicos de la música originaria. Entre las diversas cátedras se encuentra este obligatorio blues en todas sus velocidades. Las letras del disco, llenas de cotidianeidad según el cantante Dique, retratan estilos de vida comunes. Identifican a la gente común, si es que realmente existe algo así. Historias personales que buscan un cambio que nunca llega, o que internamente no se busca conseguir. Tipo de existencia que no quiere ligarse a nada, sino solamente existir. Un verdadero pelafustán. Federico Rodriguez Lezcano.

21. «El corcho» – Rocabola (1997)
Canción inédita agregada en la versión CD del disco debut (la original fue en casete). Cuenta la leyenda que el tema se grabó en un aventurero viaje hacia Santa Cruz, Bolivia, realizado en 1994. La invitación vino de parte de Cacho Gala, ex profesor de guitarra de algunos integrantes del grupo, ya asentado como músico en el país vecino. “Vivimos cuarenta días juntos, comiendo arroz y limones de un árbol, porque nos habíamos hecho mierda la guita. Volví pensando 49 kilos”, contó Gamba Aguilera a Rock Salta en 2011. Esa experiencia los marcó para siempre y cimentó las fuertes raíces que tienen como banda. En sus tres minutos, este rock n’ blues clásico repite en su letra la temática típica del género: el alcohol. Desde hace un tiempo atrás Perro renovó esta significativa pieza pasándola a un formato cuasi acústico, una vuelta de tuerca que revalorizó en nostalgia y valor compositivo ese primer registro del grupo.

20. «Boogie del café» – Pelafustán (2010)
Intuido en los primeros discos pero nunca concretado con tanta contundencia de big band, en Pelafustán la banda graba finalmente un boogie-woogie categórico. Es una de sus canciones más breves, apenas pasa los dos minutos. Los vientos adquieren un protagonismo muy pocas veces visto en la obra de Perro Ciego. Esta distinción lo convirtió en el tema más acertado para cantar junto a Ricardo Tapia, de La Mississippi, a principios de 2011 en The Roxy Live de Buenos Aires. Con letra y música de Vega, en sus estrofas se relata a la perfección la vida de los músicos que hicieron suya la noche del paseo Balcarce, que hasta no hace mucho tiempo atrás estaba repleto de bares.

19. «Otra noche más» – Letras Rojas (2003)
Una ciudad desierta y la monotonía de siempre, donde cotidianeidad se convierte también en soledad. Y sólo un rocanrol puede ayudar a borrar esa sensación. Es lo que cuenta esta gran canción de guitarras furiosas con muchas evocaciones el sonido clásico de Hendrix y hasta la potencia de un Ricardo Mollo zapando con zapatillas. El duelo cruzado entre las guitarras de Salchi y Gamba elevan al oyente durante tres minutos y marcan el quiebre de clima del disco. En vivo la sensación se potencia y no tiene desperdicio. Pablo Choke Torramorell.

18. «El gran peón» – Peón De Luna (2005) 
El Pibe en su máxima expresión. Se adueña de la banda tomando la posta en la voz y en la composición, transformándola en Mambrú y sus Desertores, su malogrado combo de sonidos latinoamericanos. A pesar de la enorme carga de noches que siempre llevaba encima, todos los integrantes de Perro admitieron que al momento de grabar, Acosta se cuidaba. “Es como esos diez que hacen una jugada que tira abajo al estadio y después no la tocan en todo el partido y te comés cuatro. El Fede era así”, contó Vega. «El gran peón» es ese maravilloso momento en el que seguimos cayendo una y otra vez.

17. «Sonrisa eterna» – Letras Rojas (2003)
Uno de los tantos temas que calaron hondo del disco más reconocido y radial de la banda. Salchi dijo alguna vez que ésta es la canción que más disfruta hacer en vivo. La intro que excita a los fans, las guitarras en contrapunto y el final sutil del Pelado Vega la convierten en uno de los clásicos de Perro Ciego, infaltable en los recitales. Federico Porcel.

16. «Amanecido» – Pelafustán (2010) 
Rock cuadrado, sin tantas vueltas. Signos de quietud y relajo que, de tanto rédito emocional y efectividad en el gusto popular, mejor dejarlos como están. El diccionario explica que el título del álbum hace referencia a una persona holgazana y perdida. En “Amanecido” no se puede dejar de lado los apuntes manuscritos del rock stone argentino. Tan fuerte hace unos años gracias a una oleada de bandas que, lamentablemente, nivelaron la escena para abajo. Los grandes compositores teóricos (B.B. King, Rolling Stones, Eric Clapton, Ratones Paranoicos y Pappo) se interpretan sin demasiada reflexión personal, logrando cumplimentar las exigencias de la currícula. Federico Rodriguez Lezcano.

15. «Cuando nos vamos» – Letras Rojas (2003)
El corte stone está firme con una viola a lo Keith Richards, en especial en esos característicos silencios entre riffs. Además de una letra que no para de decir “nena, nena”. Es sólo rocanrol, pero nos gusta. Otra del repertorio pensada para bailar y sacar esos viejos pasitos del placard durante cuatro minutos, hasta que llegue el final de fogón.

14. «Destapados» – Peón De Luna (2005)
Una para levantar encendedores y cantar con los ojos cerrados. Gran trabajo compositivo, donde la simpleza embellece y los detalles se distinguen dulcemente. Cada instrumento va tejiendo una historia en conjunto, incluidas voces, coros, y hasta pandereta. Todo se percibe en sintonía. Para Livelli, es su canción preferida de su disco preferido de Perro. “Una balada con una armonía, una melodía y una letra hermosa, y con un contenido espiritual inmenso. Lo mejor del tema es la subida del bajo al final cuando toda la banda hace re mayor el bajo hace la, y empieza invirtiendo los acordes de las violas”, cuenta. 

13. «Cualquier bar» – Rocabola (1997) 
Rocabola, un disco sencillo pero prometedor, se mueve dentro de los diferentes clásicos de raíz negra: rocanrol, shuffle, blues y booggie. Las temáticas son las reglamentarias: fiesta y escabio, las peripecias del andar nocturno, el barrio antes de que exista el rotulo de rock barrial, obviamente entrelazadas entre ellas. Como bien refleja “Cualquier bar”. En una vieja nota realizada con motivo de los 20 años de la banda, Salchi comento que “los temas de rocabola eran casi todos míos (…) las letras eran mucho más livianas, mas rocanroleras, mas viejita. Con el tiempo fue siendo un poco más poética la cosa. Va cambiando con el crecimiento de cada uno. No es lo mismo cuando teníamos 18 años que ahora…” Los teclados que se escuchan son de Fernando “Rata” Pérez Herrera. El álbum fue grabado en los estudios de MusiCoop, armado en un baño. La grabación fue realizada por Enrique “El loco” Albarracin en una portaestudios Tascam de cuatro anales y una vieja computadora con un arcaico software de grabación que para la época era de vanguardia. Diego Maita

12. «Pelafustán (No tengo groove)» – Pelafustán (2010) 
Un funky furioso, con el bajo grooveando a pleno y haciendo mover cada parte del cuerpo, metiéndose en trance. Un estado en donde los vientos (trompeta y trombón), las congas y las distintas guitarras son electricidad en las venas. No importa que no sepas bailar: si no arrancás con esto simplemente no tenés alma. De los mejores tres minutos de rock hecho en el Norte argentino, tres minutos perfectos. «Pelafustán” da nombre al mejor disco técnicamente hablando de la banda y deja en claro un camino de evolución musical notable, comparándolo con lo realizado en los dos primeros trabajos y de continuidad a lo consumado en Peón de Luna (2005). El trasfondo histórico de la canción nos lleva a ese punto donde el habitual circuito salteño de bares de la Balcarce se iba transformando en un rejunte de boliches y pubs donde la música solamente sonaba desde las computadoras y por medio de los DJ de turno. Mientras que las pantallas de los celulares cortaban la oscuridad, los mensajes de texto oportunos, comenzaban a ser más efectivos que un encare desprejuiciado y remador. “¡No tengo groove! Ardo como el sol (¡Uh!)”. Bienvenidos al nuevo rock.

11. «Letras rojas» – Letras Rojas (2003)
La canción resume muy bien el espíritu del disco: una banda divirtiéndose, haciendo rocanrol y blues con espíritu y estilo stone. Juegan en terreno conocido de manera ejemplar y plantean algo de muy buena factura. En un bar donde todos estén bailando canciones de Pappo y Ratones Paranoicos (una de las grandes influencias del grupo), “Letras rojas” logrará que todos sigan moviendo las patitas y los brazos a lo Mick Jagger

10. «Rock del barrio» – Rocabola (1997)
Del mítico primer casete de la banda, una alusión de pertenencia a ese lugar del cual jamás nos iremos, por más que ya no vivamos allí. Fiesta, las chicas, el vino y la banda de rock sonando. El piano de Fernando Pérez le pone la dosis de “negritud” a este clásico del repertorio de Perro. Inevitablemente, la memoria viaja a lugares como Tequila o Furci, claves en la noche salteña de fines de los noventa. Tony López

9. «Dos jardines» – Pelafustán (2010) 
El tema mamila de los Perro. La melancolía de un amor que ya se esfumó y toda la tristeza que ello conlleva. Si el día de mañana fuera lanzada por los expertos baladistas de Calamaro, Páez o NTVG se transformaría en hit radial inmediatamente. Nadie dudaría ni un segundo que corresponde al estilo y sello de esos exitosos artistas. Así de buena y de distinta a lo acostumbrado por la banda es esta canción firmada por Vega. Fue trabajada por el grupo durante casi diez años. Con un muy buen gusto en los detalles, como la batería o la percusión, sumado al habitual gran trabajo de guitarras marca registrada, que hacia el final se eleva en intensidad y emotividad. El piano de Leo Goldstein proporciona el principal sonido aliado de «Dos jardines», que curiosamente con su intro y cierre jazzeados es de las pocas veces que el grupo juguetea con el género. 

8. «Lo peor» – Peón De Luna (2005)
Blues hecho a la perfección. Cristian Gana dice al respecto: “Excelente manejo del slide, cosa que en Salta nadie usa, prácticamente. Gran variedad de matices y de colores. Evidentemente se usaron tres guitarras distintas. El sonido cristalino es cualidad inconfundible de las seis cuerdas de Martin”. La autoría es del bajista Pelado Vega, quien suele aportarle un refrescante sentido del humor a las letras del grupo, sin olvidar la ironía. Fue una de las más votadas en las diversas encuestas y es la canción más reproducida de su discografía según el sitio Jamendo. En el sitio encontramos algunos comentarios sumamente elogiosos. Incluso en inglés, francés e italiano. 

7. «Estabas ahí» – Pelafustán (2010)
Una canción que refleja el dolor por la partida del Pibe Acosta. Firmada por Martín Aguilera, compañero además en su banda paralela Cebolla de Vidrio, fue el tema adelanto de Pelafustán. La noche, un bar, un trago, la bohemia, el recuerdo, la tristeza y la súplica final. Sentida vocalización del Salchi, la viola de Gamba cual pinceladas, va pintando una pieza sonora emotiva y penetrante por donde se la escuche. Tony López.

6. «Resaca» – Letras Rojas (2003)
El rocanrol, cuando se hace bien, transmite energía como pocos otros géneros, y “Resaca” lo hace perfectamente. “Una guitarra clara, cristalina, balanceada. Con riffs y licks justos para los huecos que debe rellenar. Un exceso del buen gusto», dice Cristian Gana, violero de LaForma sobre su colega y referente Martin Aguilera. La voz al frente es la del Pibe Acosta, que va relatando una historia donde se ve reflejada su mentada bohemia: “En el fondo de ese vaso / hoy me detuve a ver / algún recuerdo astillado / que volvió sin querer.”. Todo encaja perfecto en medio de tantas cuerdas y nuestros zapatos no paran de bailotear. En Vamos (2010), su excelente segundo disco, LaForma le hace una sentida dedicatoria al Pibe con “Acosta Del Rock”, donde cierran gritando “no le queda más que no parar de rockear”. 

5. «Paracaídas» – Peón De Luna (2005)
En todo show de Perro Ciego se desata la fiesta con las primeras notas de la armónica. “Es un hitazo poguero y la letra es de las mejores, tiene esa parte punchera que me re cabe: ‘Han pasado cosas por aquí y también algunas más allá. La verdad no ofende si callás, la verdad sin mentira no es verdad.’ Esas dos frases lo dicen todo para mí”, cuenta Emiliano Livelli, voz y guitarra de Bort. «Paracaídas» es rock stone bien entendido, una receta extraída de sus majestades satánicas pero con vuelo propio, ese que plasmaron en el (para muchos) mejor disco de la banda. 

4. «El tiempo no está de tu lado» – Letras Rojas (2003)
Luego de seis años de su debut, el aplomo en la composición y el sonido comenzaban a hacerse palpables. Entre las canciones que marcan a fuego este paso está “El tiempo no está de tu lado”. El trajín de la vida es una constante en las letras de Perro: mucho calor humano, en relaciones personales o de pareja, que terminan en el callejear habitual de las noches y días. “El tiempo…” habla de esos cumpas irrescatables, que saben angustiarnos y alegrarnos, y con los que sólo podemos compartir momentos “como si fuera la última vez”. Y cada trazo de guitarra o de armónica, toda la canción minimalista y poderosa, remata perfectamente la historia de los hermanos de la vida. Mario Tapia.

3. «No quema igual» – Peón De Luna (2005) 
La más bella canción de todo el repertorio de la banda. Infaltable en los shows, donde sólo basta esa armónica inicial y la guitarra jugueteando por detrás para que nos rindamos a sus pies. De letra melancólica y estribillo ganchero. Está firmada por Dique-Acosta-Aguilera, y son ellos tres los que se lucen. La voz de Salchi entrega tal vez su mejor registro, el Pibe brinda belleza con sus aportes en coros y en su característico instrumento de viento, Gamba en viola eleva este blues a la primera clase, ya sea soleando o en los detalles mínimos, demostrando la influencia de grandes guitarristas como Eric Clapton, de quien supo aprender y muy bien. También hay mucho del espíritu de Tom Petty and The Heartbreakers. La canción fue reconocida por importantes músicos salteños vinculados al jazz, como el baterista Chinato Torres, ubicándola como la mejor canción del rock salteño. 

2. «Perro Ciego» – Rocabola (1997)
Uno de los temas más populares del grupo. La juventud y el buen gusto por un blues no son comunes de encontrar, pero con la escuela stone en la espalda y mucho de Pappo, en su disco debut la futura gran banda del NOA plasma con melancolía una profecía algo errada: “Yo sé que un día / Cuando ya no esté / Mis canciones se escucharán”. Rocabola de Perro Ciego: ¿Acaso el disco de rock salteño que más entró en la gente? Es cierto que hoy escucho el cantito futbolero de la hinchada de Perro, en el cual le pide a la banda que “no rompa las pelotas y toque Rocabola” y molesta, porque respeto y valoro muchísimo el crecimiento musical que tuvieron desde ese momento; pero por otro lado, es imposible pretender que la gente que sigue al grupo no tenga por siempre presente ese repertorio que fue el que puso al rock de autor en un lugar importante de la cultura salteña. Si Rocabola tiene una virtud es ésa. Después de mucho tiempo de dominio del repertorio folclórico, la gente empezó a cantar canciones de rock escritas en Salta. El título del disco tributa al nombre original de la banda. Diego Maita.

1. «Dormilón X 8» – Peón De Luna (2005)
Ninguna otra canción creada por el rock de la región retrata tan bien lo que pasa en la escena. No importa si la banda es de metal extremo, reggae, pop o de planteos más ambiciosos o experimentales. Nadie queda por afuera de “te dicen muy bueno tu rock and roll / lindo, pero ahora ya terminó / otra noche más y otra vez / cargamos y a guardar / otra noche y otra vez más / final sin empezar”. Y es que así es la cosa para miles de bandas de todo el país. En una Argentina en la cual nadie duda que si Spinetta o Cerati hubiesen hecho carrera en Estados Unidos o Inglaterra hoy serían estrellas mundiales, de la misma forma aunque salvando las distancias creativas, hay decenas de bandas que tendrían otra suerte de estar en Buenos Aires. Un caso es el de los propios Perro, que muestran de sobra mejores argumentos que casi toda la repetitiva escena de rocanrol argentino post noventas. Cuando suena en vivo esta canción, la fiesta, las banderas, y el cantito característico de la hinchada en el estribillo de «Dormilón X 8» son conmovedores y contrastan con la idea relatada en la letra, en especial al traer los recuerdos de sus mejores momentos en popularidad, que los llevó a presentar el disco en el Estadio Delmi, algo que ninguna otra banda local pudo lograr, ni ellos repetir.

 

* Nota publicada en la edición especial de la Revista Rock Salta dedicada a los 25 años de Pero Ciego (noviembre 2014).

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