sergio marchi
Entrevistas

Sergio Marchi

sergio marchi

El semanario Cuarto Poder publicó una interesante entrevista al autor de la reciente biografía de Pappo. RS te la acerca.

“Hoy los pibes están en la cumbia y a eso no hay con qué darle”

El reconocido periodista acaba de publicar Pappo. El hombre suburbano, una exhaustiva biografía del fallecido músico. En esta entrevista, Marchi cuenta los pormenores de la obra, analiza la carrera del guitarrista y reconoce que el rock fue desplazado por la cumbia. Por Federico Anzardi.

Un nuevo volúmen se suma a la cada vez más grande biblioteca del rock argentino. Seguramente con los años, Pappo. El hombre suburbano escalará alto y se convertirá en uno de los libros más importantes del género en nuestro país. La enorme biografía cuenta, a lo largo de 511 páginas, vida y obra del guitarrista mayor de la Argentina; del tipo que fue el abanderado del blues y pionero del heavy metal vernáculo.

El libro, editado el 23 de marzo, narra los comienzos incipientes de Norberto Napolitano, ése malcriado pibe de barrio, de su casa, que no quiso estudiar ni laburar en la empresa familiar. Como el protagonista de “La guitarra”, de Los Auténticos Decadentes, el Carpo (uno de sus tantos apodos) sólo quería colgarse la guitarra y hacer blues. La historia revela que lo consiguió, al punto de llegar al Madison Square Garden de Nueva York, compartiendo escenario con las leyendas del género. La biografía atraviesa todos los momentos de la vida de Pappo, incluyendo su trágico final, el 25 de febrero de 2005, en una ruta de la provincia de Buenos Aires.

Para completar la investigación, Sergio Marchi trabajó durante cuatro años y realizó más de sesenta entrevistas a familiares, amigos, colegas y ex novias que ayudaron a armar una vida compleja, llena de matices, idas y vueltas. Marchi (1963, periodista de rock) entrevistó a todos: desde Liliana Napolitano, hermana del músico, hasta a Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia y Araceli González. “Lo fui trabajando de a poco, tratando de reconstruir un mundo que ya no estaba porque Pappo había muerto -explica el autor desde Capital Federal-. Eso me había desanimado un poco en su momento, porque la idea fue charlada con él en vida y cuando sucedió el accidente decidí no hacer el libro. Hasta que dije ‘pucha, Pappo se va a quedar sin biografía, alguien tiene que recoger este guante’; y sabía que era yo el que tenía que hacerlo, así que puse manos a la obra”.

El libro llega como una reivindicación de algunos aspectos ninguneados de Pappo, como su voz y su pluma. “Era un buen cantante y un gran compositor. Compuso temas originales y muy buenos. Cantaba bien. No tenía una gran voz, pero no era un perro. Era un tipo que con lo que tenía hacía bastante más que lo que cualquiera de nosotros haría en las mismas condiciones. Para eso hay que tener algo llamado talento y Pappo lo tenía. Saber mucha música te ayuda a encontrar las notas a la hora de cantar, pero lo de Pappo era en realidad la guitarra. En eso nadie lo podía eclipsar. Tocando la viola era único”, afirma Marchi, que a pesar de estar ligado a Charly García desde que publicó en 1997 la biografía autorizada No digas nada, reconoce que su fanatismo inicial por el rock nació junto con la admiración por el guitarrista.

En el texto, Marchi revela a Pappo como un tipo sensible, bonachón y aferrado a la familia que escondía sus verdaderos sentimientos bajo una capa de agresividad, tachas y pantalones de cuero. “Cuando escribo, me gusta descubrir cosas que no sabía. Norberto era el pibe de barrio que vivía en la casa de sus padres y Pappo era el personaje que llevó adelante ese pibe como modo de identificación y de protección también”, indica. La descripción puede ser comparable con la de Luca Prodan, otra leyenda del rock argentino que, como dijo alguna vez Roberto Pettinato, “lo bañaba todo en ginebra para que la gente no se diera cuenta de que era un poeta”. Marchi coincide parcialmente: “Sí, Luca era muy auténtico y no es que inventaba un personaje. Pappo tampoco, pero sí había un ‘mito Pappo’ que iba caminando unos metros más adelante que Norberto”.

Desde su muerte, Pappo fue objeto de diversos homenajes, reediciones y menciones en todos lados. Sus oyentes crecieron en cantidad y los músicos siempre le tiran flores imaginarias a su concreta tumba. Esa revalorización post mortem es algo que todos los músicos fallecidos del rock argentino han tenido. Si Pappo regresara, llenaría River. El problema es que cuando vivía no podía llenar ni un bar. Teniendo todo eso en cuenta, Marchi afirma: “Me cae bien que se lo reivindique porque fui fanático de él. Lo que me da bronca es que el en vida no podía llenar un Obras. Eso también es algo que me motorizó a escribir El Hombre Suburbano. Hay una revalorización inevitable porque el tipo dejó una obra muy grande. Lamento que no haya tenido cosas que merecía pero en muchos casos fue su culpa, se auto boicoteaba. Era como esas personas que manejan un arma y se pegan un tiro en el pie. Pero no lo hacía a propósito, a lo mejor era como un mecanismo de defensa. Pappo pudo haber tenido una carrera internacional (que el anhelaba) pero en algunos momentos la tiraba alegremente al tacho por alguna infantilada. Tenía esas cosas inexplicables”.

Identificado mucho con el barrio y los suburbios, Pappo siempre fue un referente para las bandas más crudas del rock argento. A pesar de eso, Marchi separa claramente al músico de bandas mucho más básicas, como las del llamado rock chabón o rock barrial, que coparon la parada a fines de los noventa hasta bien entrada la década pasada. “Pappo tenía un talento especial y eso en el rock barrial no se ve, parece más una postura de un pibe en la esquina tomando cerveza que no tiene nada especial para decir. Retratar lo que se ve es como que yo te dijera ‘acá hay un sillón, un televisor y un reloj’”.

Uno de las características más salientes de la personalidad de Pappo fue su batalla fundamentalista a favor del rock pesado y el blues. Son legendarias sus declaraciones en contra de lo que él consideraba música blanda (“Rock es AC/DC. ¿Fito Páez se parece a AC/DC? Entonces no es rock”). No mucho antes de su muerte, llegó a declarar que “los países que están bien, sin problemas, escuchan blues y rock and roll. Los países que entran en desgracia escuchan cumbia”. Marchi, con casi treinta años de profesión,  tira una idea parecida a la hora de analizar la actualidad y la evolución del género en nuestro país: “Soy optimista y creo que siempre habrá algo, pero la renovación es muy lenta. Lo que pasa es que los pibes hoy están en otra, están en la cumbia y a eso no hay con qué darle. De ahí no creo que salga algún músico interesante. El rock ha perdido popularidad pero está volviendo a ser lo que fue en los sesenta y setenta, cuando no movía multitudes. Pero el futuro es impredecible. Creo que cuando al rock le va demasiado bien y no tiene algo contra qué confrontar, medio que se achancha, entonces me parece que unas buenas patadas en el culo le van a venir bien”, afirma, contundente.

El hombre suburbano se revela como un libro apasionante, ideal para los fanáticos del rock argentino y una pieza fundamental para los seguidores del Carpo, que encontraron por fin una guía completa a la carrera del músico. Todo libro de rock se acompaña bien con los discos que allí se mencionan. Esta no es la excepción y se disfruta doblemente la experiencia al escuchar las canciones y los discos que Marchi describe y analiza con detenimiento.

“Pappo se merece un libro así y muchas más cosas porque fue el gran guitarrista argentino de rock. No hay quien lo ponga en tela de juicio. Además, era un buen cantante y un gran compositor. Compuso temas originales y muy buenos. Fue el tipo que le dio la idea de lo pesado al rock argentino, el que introdujo la cuestión metálica. Pappo fue un pionero”, reflexiona Marchi, y agrega un deseo para su flamante trabajo: “Ojalá guste y sobre todo le haga justicia a la memoria y a la obra de Pappo. Ojalá que así sea, que sea rock”.