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Todos buenísimos | Discos argentinos que cumplen veinte años

Un repaso de algunos álbumes que ya tienen dos décadas encima.

El rock argentino tiene muchas etapas memorables. En distintas décadas hubo sonidos diferentes y bandas que aún hoy escuchamos. Pero algunos años no se recuerdan tanto o no tienen tanta prensa como otros, pero cuando los empezamos a recordar resultan excelentes.

Un ejemplo de esto último es el 2003, que no será 1985 o 1973, pero nos dejó trabajos maravillosos de artistas que entonces eran desconocidos, otros eran clásicos y algunos estaban camino a serlo. Acá repasamos algunos de ellos, sin un orden particular, sólo con la humilde pretensión de escuchar canciones que nos gustan tanto que aguantaron veinte años.

Intoxicados – No es sólo rock and roll

«Es el mejor álbum que escuche y que seguramente allá escuchado en mi vida, amo intoxicados», dice un comentario en YouTube. No sabemos si es par tanto, pero sin dudas consideramos al segundo disco de esta banda como una de las cumbres de la época. Rock and roll, canción de fogón calamaresca, hip-hop, reggae y más para el mejor disco de la carrera del Doctor Álvarez. Imposible elegir una sola canción.

Perro Ciego – Letras rojas

Otro segundo disco para otra banda que tampoco es sólo rock and roll, pero nos gusta. Los salteños entregaban algunos clásicos de su carrera como «Azabache», «Póker y ruletas», «Cuándo nos vamos», entre otros, y seguían avanzando en una carrera que todavía no había tocado su techo.

La Renga – Detonador de sueños

Para muchos, el último gran disco de la banda. Si piensan eso, no saben lo que se pierden, pero no estamos acá para hablar de los álbumes posteriores. La gira de Detonador de sueños trajo a La Renga por primera vez a Salta en una noche de invierno de 2004 inolvidable. Con eso ya sería suficiente, pero además están esas canciones: «La razón que te demora», «A tu lado», «Las cosas que hace» y más. Enormes.

Charly García – Rock and Roll Yo

Charly venía de un 2002 deslumbrante con Influencia. Podría haber seguido de gira con el mismo disco, pero no pasó demasiado tiempo para que surgieran nuevas canciones y versiones de temas clásicos. «Asesíname» fue la punta de lanza de un trabajo que aún debe ser descubierto del todo, con temazos como los covers «Wonder» y «Linda bailarina». El disco está dedicado a María Gabriela Epumer, fallecida en junio de ese año. Luego vendría un silencio prolongado.

Attaque 77 – Antihumano

Nadie se imaginaba que más de diez años después de «Hacelo por mí», Attaque iba a tener otro éxito gigantesco. Pero llegó dentro de este disco plagado de hits como «Arrancacorazones», «Éxodo Ska», «Setentistas», «Western» o «La gente que habla sola». Punk pop en medio del paraíso rollinga.

Babasonicos – Infame

Algo parecido se podía decir con Babasonicos. Jessico, en 2001, había roto todos los parámetros. Pero la banda redobló la apuesta y lanzó el disco que los lanzó definitivamente al estrellato. Ver la lista de temas abruma. ¿Cómo hicieron?

Callejeros – Presión

El hit «Una nueva noche fría» mostraba a un grupo que conocía la oscuridad y sabía contarla. El disco le abrió la puerta a la masividad a esta banda. Parecía el Patricio Rey de una nueva generación. Terminó en tragedia.

Luis Alberto Spinetta – Para los árboles

Ya desde la portada, Para los árboles es un disco de una belleza singular, donde Spinetta combina su habitual lirismo con toques acústicos y electrónicos y músicos jóvenes como Baltasar Comotto y Rafa Arcaute. El resultado es de una frescura adictiva.

Antonio Birabent – Buenos Aires

Artista inquieto y multifacético, Antonio Birabent convenció a todos cuando dejó de ser un jovencito pop, hijo de Moris, para adoptar un cantautor de sonido rockero que no renegaba de la canción ni de la influencia urbana. Discazo.

Cielo Razzo – Código de barras

Unos meses antes de la salida de este disco, el segundo de su carrera, Cielo Razzo era un hit sólo en Rosario. Con la llegada de Código de barras se volvieron un grupo de proyección nacional.

Los Piojos – Máquina de sangre

Ya eran un grupo gigante. Sin los Redondos y con el Indio aún en silencio, Los Piojos eran los únicos (junto a La Renga) capaces de llenar un estadio de fútbol. Máquina de sangre abrió la última etapa de su carrera. «Dientes de cordero» repasaba el trágico diciembre de 2001 con las balas todavía pasando cerca. «Como Alí» fue un hit total.

Divididos – Vivo Acá

Álbum doble en vivo que registra una rareza: la aplanadora a volumen bajo. El trío se presentó en teatros para grabar versiones acústicas de varios clásicos. Un paso más para un grupo que siempre estuvo inquieto. Es, además, la última participación de Jorge Araujo como miembro estable.

Fito Páez – Naturaleza sangre

La contracara de El amor después del amor llegó una década más tarde. Cuando se terminó el amor con Cecilia Roth, Fito, de flamantes cuarenta años, intentó volver a mirar hacia adentro para reencontrarse. Peló un disco que los fans defienden a muerte, con hits («Bello abril», «Salir al sol», «Nuevo») y canciones poco conocidas pero preciosas («Los restos de nuestro amor», «Música para camaleones», «Absolut vacío»).

Estelares – Ardimos

La tranquilidad under antes de la paliza del éxito. El tercer disco de la banda platense presagiaba lo que llegaría en 2006 con Sistema Nervioso Central. Está todo ahí: las letras de Manuel Moretti, los climas de un rock guitarrero y casi arrabalero, con hits potenciales que no podían pasar desapericibidos.

Flopa Manza Minimal – Flopa Manza Minimal

Supergrupo folk e indie que se anticipa casi cinco (¿o diez?) años al resto. Piedra fundamental del movimiento alternativo argentino post Cromañón, Flopa Manza Minimal es, además, un disco bellísimo, donde lxs tres compositorxs se lucen por igual. ¿Volverán a grabar juntxs?

Las Pelotas – Esperando el milagro

Si había una banda que nadie imaginaba que podía llegar a ser un éxito popular, esa era Las Pelotas. La habitual parquedad de sus integrantes, con una clara muestra de no tener ganas de pertenecer a un mundo hipócrita, no le jugaba a favor. Claro que con una melodía tan linda como la de «Será» no hay duro que aguante. El grupo pegó el salto y nada fue igual.

Pappo – Buscando un amor

Se dice que Pappo quería, por fin, ponerle un profesionalismo de nivel internacional a su carrera de gloria de la guitarra blusera. La producción cuidada (en la que intervino Javier Malosetti con ideas que generaron miradas raras pero luego convencieron) apuntaba hacia allí. Lo mismo sucedía con los standards del final del disco. Pappo quería ser reconocido. No tuvo tiempo de lograrlo. Fue su último trabajo. Una despedida a la altura de la leyenda.