Hablamos con la salteña Sol Bello, que fue seleccionada para participar de la Feria CoMA en Brasilia.
Esta nota se escribe mientras se espera una nueva ley que garantice la vigencia de los fondos de asignación específica para las industrias e instituciones culturales. Todo indica que el Congreso aprobará la prórroga de la ley 27.432, que vence en diciembre, pero no son tiempos para dar las cosas por sentadas. Hace apenas dos meses, Javier Milei aseguró que si es electo presidente en 2023 hará “desaparecer” a la Agencia Télam, a Radio Nacional y a la TV Pública, además de privatizar empresas como Aerolíneas Argentinas. En el PRO, Macri, Bullrich y Larreta avanzan por un camino similar. Este texto se cierra en medio de un debate, muy de época, que puja por un país con menor intervención estatal y otro que considera que la ayuda del Estado es fundamental para garantizar derechos y promover proyectos que pueden generar fuentes de trabajo, alimentar la cultura y fomentar la educación. Este artículo empieza con la sensación de que esa puja se intensificará en el futuro. Como un revival de la etapa 2016-2019, es probable que a partir del año que viene haya que estar más en las calles y menos en las redes.
Quizás Milei, Macri, Larreta, Bullrich y sus representantes salteñxs no conozcan ni se interesen demasiado por las industrias culturales que se producen más allá de los grandes carteles, de las propuestas que agotan tickets en media hora y de los productos que más venden. Pero si hubiera que presentarles un ejemplo de la función del Estado en la promoción de la cultura, podríamos elegir el caso de Solana Bello, la salteña de 23 años que lleva adelante el proyecto Viento de Oriente.
Sol fue elegida por el Instituto Nacional de la Música (INAMU) para participar del Festival CoMA que se realizará en Brasilia entre el 4 y el 7 de agosto. El beneficio no pudo haber llegado en un mejor momento, cuando Sol todavía está adaptándose a Córdoba, su nueva ciudad, adonde se mudó para estudiar la carrera de Cine y Artes Audiovisuales. Como ella misma lo dirá más adelante en esta entrevista, es probable que sin este respaldo Sol hubiera dejado un poco de lado su carrera musical. Si no es fácil desarrollar una obra artística under jugando de local, más complicado resulta en un espacio ajeno. El INAMU permite un desarrollo artístico que sin estímulos podrían diluirse pronto. Permite seguir adelante con una vida un poco más parecida a lo que se había soñado. O al menos intentarlo. Como dice Fede Cabral en una de sus canciones, la música te cuida si la cuidás.
“Me voy a Brasilia gracias a las convocatorias del INAMU. Creo que son una gran ayuda y una gran herramienta que como músicos independientes tenemos que aprovechar y utilizar sin miedo a cuántas veces nos postulemos para las cosas”, dice Sol. “Yo no solía darle mucha bola a las convocatorias por varios motivos, pero uno de ellos es que no tenía material para enviar. Pero gracias al INAMU, nuevamente (se ríe), he podido grabar un EP, Temperamento (2021), que es con el que me pude inscribir”, sigue.
Sol reconoce que desde que dejó Salta y se mudó a Córdoba vive un proceso de cambios. “Estuve como cuatro meses sin hacer música porque es bastante jodido el cambio de ciudad, de todo. Estuve bastante alejada, y bueno, con este tema de las convocatorias me volví a conectar un poco con la música y de repente empezaron a surgir fechas, empecé a conocer gente, me empezaron a conocer acá en Córdoba”, dice.
“Estoy bastante emocionada por ese motivo, porque para mí una de las cosas más importantes en mi vida, y de los sueños más grandes que tengo, era cantar y que me reconozcan por eso. Poder llevar mi música hacia otros lugares. Y ahora está pasando”, sigue.
El viaje a Brasilia tendrá signos de los cambios recientes. Sol viajará únicamente con su guitarra, sin músicos que la acompañen, ya que en Córdoba todavía no tiene un grupo estable. “Estoy buscando banda, recién conociendo gente con la que trabajar en el proyecto de Viento de Oriente. Al momento de inscribirme no tenía a nadie. Voy a ir sola pensando un proyecto más eléctrico, para ir con guitarra eléctrica. También estoy trabajando mucho en las canciones, en darles un nuevo toque”, anticipa.
“Creo que estoy en una etapa de transición y de cambios bastante complicada, pero que también lo transfiero a mis canciones y así están saliendo cosas muy copadas y distintas. Siento que cada vez voy mejorando musicalmente y en las letras también. Así que esa es mi actualidad”, sigue, y luego reconoce que no se trata de un camino recto: “Tuve muchas caídas, muchos momentos de frustración o de decir bueno, lo pongo en pausa, o de decir me parece que no va por acá”.
Cuando regrese de Brasil, Sol seguirá planeando cómo cerrar la etapa de Temperamento. Buscará afianzarse en una ciudad gigante que intimida pero también tiene todo lo necesario para recibir su música. Sabe que tendrá que tocar “en fechas chiquitas, con poca gente”: “Rogarle a tus pocos amigos que te vayan a ver y que te vayan a hacer el aguante. Pero está buenísimo, creo que son oportunidades que me está dando la vida para confiar, para dar lo mejor de mí y para hacer crecer este proyecto que tanto me ha dado y que tanto quiero y que por alguna razón todavía no lo dejé. Siempre reinventándome y siempre arrancando de cero de nuevo y confiando en que por algo me resuena tanto dentro mío. Por algo me hace vibrar tanto, por algo me emociono cada vez que canto mis canciones como si fuera la primera vez que canté en vivo para mucha gente”.