Libros

Estación imposible, de Sebastián Benedetti y Martín Graziano

El libro cuenta la historia de la mítica revista Expreso Imaginario.

Estación imposible: Expreso Imaginario y el periodismo contracultural, de Sebastián Benedetti y Martín Graziano, es un libro publicado en 2007 que tuvo una reedición definitiva, ampliada y corregida en 2016. Se trata de la historia de la mítica revista publicada en Buenos Aires a mediados de los 70 hasta entrados los 80.

Crónicas sobre Latinoamérica, textos que incentivaban la vida autosustentable y hacían foco en el cuidado del medio ambiente, notas que hablaban de pueblos originarios, cambio climático, minería, derechos humanos. La revista Expreso Imaginario manejaba en plena dictadura una agenda que podría llenar las páginas (webs) de muchos sitios contraculturales de hoy.

El libro fue escrito por dos especialistas: Benedetti, periodista y docente, conduce el programa radial Los Subterráneos en la FM de la Universidad Nacional de La Plata, dedicado a la historia de las revistas de rock en Argentina. Graziano es uno de los periodistas especializados en música más destacados de la actualidad. Su libro sobre Invisible fue uno de los más elogiados de los últimos años. Juntos recorren la historia de esa revista que influyó en todas las que vinieron después, incluso nuestra Rock Salta.

El libro no sólo muestra la historia de Expreso Imaginario sino que también ayuda a comprender la época, tan diferente a la de hoy a la hora de analizar consumos culturales. De eso hablamos con Sebastián Benedetti en la siguiente entrevista.

– ¿Por qué eligieron trabajar sobre Expreso Imaginario y no sobre otras revistas emblemáticas, como Pelo, por ejemplo?
El libro tuvo una semilla muchos años atrás, que fue nuestra tesis universitaria en 2004. Ya en ese momento metimos la nariz en la historia de Expreso, cuando no había prácticamente nada sobre la revista. Y eso fue de alguna manera un disparador: era un nombre que sonaba como un eco en ciertos ámbitos, pero -para nosotros- inhallable. (Quizá eso la diferenciaba de otros títulos, a los que teníamos más acceso). Habíamos escuchado que la Expreso, en plena dictadura, supo unir rock con buenas notas sobre otros temas de la contracultura y con un correo de lectores increíble, y se nos caía la baba. ¡Pero no teníamos ni habíamos visto una! Ahí arrancó la investigación, atraídos por ese rumor y por el desafío de rearmar un archivo entre colecciones privadas, ferias, librerías de usados y rastrear a los protagonistas.
Eso derivó en trabajar, junto con Martín, en algunos proyectos con los protagonistas de aquella historia (Jorge Pistocchi, Horacio Fontova, Uberto Sagramoso), luego publicar la primera edición de este libro en 2007; y finalmente hacer su versión definitiva en 2016, a través de Gourmet Musical.

– ¿Se puede detectar algo del periodismo contracultural de la Expreso en medios actuales?
Bueno, es una pregunta tan compleja como interesante. Porque dependerá -muchísimo- de qué consideremos contracultural en relación con el rock. Los tiempos cambian y aquello que va ocupando el lugar “contracultural” no es siempre lo mismo. Lo que en un momento es refugio, vanguardia y senderito fuera del sistema, con el tiempo puede ser un producto más del mercado. En cuanto a los temas de aquella agenda de la revista, sí hay muchos que se han retomado permanentemente en el imaginario de la cultura rock: obviamente el rock como música, pero también la ecología, y ciertos temas sociales. Pero pasaron más de 40 años, y los motores de la cultura joven son otros. Un ejemplo interesante es la mirada hacia lo tecnológico: en la Expreso se la analizaba con cierto recelo y preocupación. Hoy, en general, no se cuestiona. Al contrario, se promociona e idolatra. Los tiempos cambian.
En tal caso, lo que uno podría rastrear no pasa tanto por el contenido, sino por la ética: si un medio cualquiera arma su agenda por convicción y no por una pauta comercial, estará más cerca de Expreso Imaginario que de muchas otras.

– ¿Hay algo que las revistas de música en papel hayan ofrecido y que hoy no se obtenga en las webs especializadas?
Creo que la diferencia mayor pasa más por lo sentimental que por el contenido. Si pensamos en eso último, está claro que -en general- es mejor tener mucha más información, sobre más temas, con más frecuencia. Hay que entender que en la época de la Expreso (como tantas otras, durante décadas) las revistas eran mensuales o quincenales y eran el único acceso a la info sobre nuestros artistas favoritos. Había que sacarle todo el jugo a cada edición; leerlas, releerlas y recontraleerlas, y pegar el poster en la pared esperando que llegue el número siguiente. Obviamente la radio supo jugar un papel enorme, pero las revistas eran el corazón del asunto.
Entonces, se tenía una cantidad mucho más limitada de material, pero la relación que uno como lector establecía con cada revista era, creo, más potente. Y es probable que en ese “exprimir” cada número, la formación musical y sentimental dejase huellas más profundas.
Siempre me pregunto qué pasará de acá a unos años cuando las primeras generaciones de lectores plenamente digitales sean más grandes: ¿sentirán afecto por el recuerdo de algún medio? ¿Recordarán aunque sea el nombre? No sabemos todavía…

– ¿Se puede contar un poco del proyecto del libro de revistas de rock que estás encarando?
Claro; es un proyecto al que largamente le di vueltas y finalmente está casi listo, pensado para publicarse en los próximos meses. Es un libro que cuenta toda la historia de las revistas de rock en Argentina. (De alguna manera, un proyecto que “envuelve” a Estación Imposible). Un libro panorámico, desde fines de los 60 hasta hoy. Después de tantos años trabajando de diferentes maneras el tema (también desde Los Subterráneos, el programa de radio en el que contamos esas historias), unimos fuerzas con Alfonso “Ponchi” Fernández (periodista compañero de la radio) y nos pusimos a trabajar.
Es un trabajo de mucho tiempo, con más de cien testimonios y un laburo de archivo permanente. El pulso es muy humano: no se trata de un ensayo comunicacional sobre los medios desde una mirada teórica, es más bien un relato en el que los nombres de los “agitadores” de los medios se van entrelazando, dando paso a otros, con medios que nacen y desaparecen, mucha opinión de los protagonistas, y el universo musical como telón de fondo.
La motivación es simple: estamos llegando al final de una historia. La cronología de las revistas de rock (de papel, ese es nuestro eje) arrancó con un par de títulos tímidos, y varias décadas explosivas después está igual, con un par de revistas casi testimoniales y un puñado que sobreviven a puro entusiasmo y empuje. Pero la clave es que esa enorme cantidad de revistas (grandes, chicas, subterráneas, mainstream) marcaron y formaron a generaciones; y fueron el relato vivo y en tiempo real de más de medio siglo de cultura rock. Y nos parece que esa historia merece su libro. ¿No?