Discos

Inkonexión: el vivo de Raly Barrionuevo

El santiagueño nos entrega su ¡décimo segundo! álbum como solista, tercer registro en vivo, grabado en el CC Konex en 2019.

Los discos en vivo suelen ser motivo de polémica. A veces condensan la gira presentación de un disco, un motivo de celebración o, más crudamente, sirven para cerrar contrato con la discográfica. A su vez, en eso que sin mucha precisión podríamos llamar “folclore” (prefiero usar el término música de raíz folclórica), tienen un desarrollo más orientado a lo comercial: poco concepto, algo de circo. Salvo Mercedes Sosa, o algo de las bandas de culto del Chango Farías Gómez (MPA, La Manija, etc), no hay grandes discos en vivo dentro del género.

Si hay una virtud en este disco es su diferencia con los anteriores discos en vivo, no sólo en repertorio sino también en la paleta sonora. De las diez canciones que integran el registro, seis pertenecen al último disco de Raly, La Niña de los Andamios (2017) y quizá sirva como excusa para cerrar un ciclo más en su dilatada carrera.

El disco fue grabado en una serie de recitales que el santiagueño dio en la Ciudad Cultural Konex, allá por marzo de 2019, en el ciclo “Peña en el Patio”. Justamente en ese ciclo de recitales, el artista plástico Darío Coronda (conocido como Krtu) pintó una obra de 2 x 2 m en ese patio, que ilustra la tapa del disco, por ahora disponible sólo en plataformas digitales.

Al artista plástico, oriundo de las sierras chicas cordobesas, Raly le dedica el tema que cierra el disco y es la primera recomendación de esta reseña: «Niña fuego de la América sangrada» (de Rodar, 2012). Lo elijo por lo anti: un tema re tranqui, aire de zamba, con una intro re-larga en teclas a cargo de Cci Kiu, bien a lo Spinetta Jade. Cualquier productor musical elegiría recortar a la mitad los 8 minutos y segundos que dura la canción, pero creo que desafiando los cánones de la industria -y dueño de su propio sello- RB puede hacer lo que desee. Ya que estamos, recomendamos tomarse un tiempo y googlear a esta artista que tiene su carrera solista lejos del folclore y reviste como tecladista en la banda de RB.

«Y seremos agua», incluido en su último disco de estudio, sintetiza parte del estilo Raly: una aire de chacarera, algún instrumento o timbre sonoro algo exótico (originalmente grabado con un tipo de gaita) y la posibilidad de agregarle un mensaje explícito al presentar la canción: “El agua, nuestro gran espejo de lo que somos como sociedad, como humanidad. El agua nos dice la verdad cuando está sucia, cuando está limpia, cuando hay sequía, cuando hay inundación… Un homenaje a nuestro monte, a nuestro agua, a esas luchas maravillosas…” sirve de recitado inicial, o más bien discurso político, recordando las luchas contra la megaminería a cielo abierto, y seguramente recordando a sus queridxs del MoCaSE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero).

No puedo dejar pasar el tema más viejo del disco: «Si acaso vuelves», grabado originalmente en Circo Criollo (2000). Para un viejo escucha de RB, no deja de causar sorpresa la eterna posibilidad musical que tienen sus canciones. Una hermosa reversión, bien de época. Inkonexión es un disco ideal para estos tiempos. Rescata sólo 50 minutos bien balanceados de esos recitales que suelen durar más de dos horas. Los discos de estudio de RB son muy buenos, pero en vivo a veces le sale el Supay, y eso aparece poco en éste. Acá, el disco tiene más un concepto para viernes a la noche de entrecasa, que la banda sonora festiva y criolla de una sobremesa de domingo. Diez canciones propias, de las más de cien que ya registró, mucho vuelo musical, y hasta una dedicatoria al gran pedagogo brasilero Paulo Freire, en “A la libertad”.