Libros

Libertad divino tesoro, de Oscar Jalil

El libro supera las 500 páginas y es esencial para entender a Luca Prodan.

Libertad divino tesoro es una biografía sobre Luca Prodan. Oscar Jalil la escribió en 2015. Supera las quinientas páginas y completa definitivamente la historia de Sumo. Es un trabajo esencial para entender vida y obra del italiano.

El libro es una historia oral que cuenta la odisea de Luca. Una vida intensa en la que el capítulo argentino es sólo el cierre. Hablan compañeros de banda, amigos, familiares, novias, músicos, vecinos, periodistas y fans. Salen a la luz momentos que habían quedado guardados en el círculo íntimo y sirven para mostrar a un hombre mucho más frágil que lo que se creía.

En Libertad divino tesoro Luca no sólo es frágil sino que es despreciado por sus pares y atormentado por fantasmas en medio de una soledad desgarradora, triste y decadente. El repaso musical que realiza el libro es otro punto fuerte. Desde la mención de un par de citas con olor a robo descarado que existen en los discos de Sumo hasta las influencias de Luca.

Los capítulos finales son los más difíciles debido a los testimonios crudos que muestran la decadencia de Luca y el inevitable desenlace que, pareciera, no tuvo a todos los protagonistas a la altura de las circunstancias. En esas últimas historias, Germán Daffunchio aparece desesperado, los fans Rolo y Pety se convierten en incondicionales cada vez más necesarios; Silvia Ceriani, la última novia, queda muy mal parada; y los integrantes de Los Fabulosos Cadillacs se vuelven los seres más crueles del planeta.

A cinco años de la publicación del libro, hablamos con Jalil sobre cómo trabajó y cuáles fueron para él los aspectos sobresalientes de este trabajo.

– La historia de Luca es muy conocida, sin embargo tenía algunos huecos que te encargaste de abordar. ¿Hay algo que no entró y/o te hubiese gustado profundizar?
– No sé si era tan conocida. Había una versión oficial contada por los fans y a partir de algunos laburos de investigación, como el número especial que sacó Rolling Stone en 2002. También creo que por un lado iba el mito y por otro la historia real. Otra cosa era que los ex Sumo no querían hablar tanto de Luca. Los libros de Pettinato ayudaron pero eran más que nada relatos de nuevo periodismo, muy «yo estuve allí y te cuento lo que pasó» con cuestiones que hasta los propio Sumo en algún momento decían «bueno, no sé si era tan así”.
El libro hace mucho foco en toda la etapa de Luca previa a su llegada a la Argentina y sobre todo a su historia familiar. Creo que de eso se conocía muy poco. Quién era su abuelo, quién era Cecilia Pollock, quién era su padre. Me hubiese gustado escribir más sobre el padre o contar más cosas.
Después hay cuestiones que estuvieron dando vueltas: el hecho que no hablen Mollo y Pettinato a mi me jodió. Es más, yo soy muy fanático de Pachuco Cadaver, la banda de Pettinato, siempre me gustó cómo escribe y su postura, su incorrección más allá de las últimas barbaridades, que no son para festejar. Pero su etapa de periodista me parece muy interesante y que no hablara (porque hasta último momento iba a hablar) fue un sacudón. Que Mollo no hablara, un poco menos. Era importante pero me parece que algunos sectores estaban cubiertos. Hablaba mucho Germán y habló Diego Arnedo, que para mí es clave porque era un poco el compinche de salidas con Luca. Era el que tenía una relación muy de complicidad y también era el tipo al que Luca respetaba más musicalmente.
Hubo historias que no quedaron reflejadas, como una novia a la cual le escribí y que era muy importante, que es Gaye Advert, bajista de The Adverts, una de las primeras bandas punks de Inglaterra. Le escribí a su inbox en Facebook y no me respondió. También le escribí a Stewart Copeland y sí me respondió y me dijo que no se acordaba de Luca. Pero esto demuestra algunas cuestiones, como que el libro fue hecho de esta manera. Había dos fuentes o tres fuentes. Stewart Copeland no se acordaba de Luca pero según Andrea había estado en su casa y Luca también lo decía. Entonces se respetaba eso.
También estaba dando vueltas su relación con la muerte. Había todo un debate sobre ese tatuaje que Luca se había hecho en la cárcel. Un círculo y un cuadrado, como que no podía entrar en el sistema. Un tatuaje que algunos decían que tenía un costado de oscurantismo. Y su relación, sobre todo, de estar siempre al borde de la muerte y jugar con eso. Andrea me dijo que desde muy chico Luca tuvo como una fascinación con la muerte. Quise volver sobre esos temas y Andrea no quiso. Hay algo de eso que podría ser interesante.
Intenté ubicar a Linda Tricker, que era su novia inglesa. Tal vez el gran amor de Luca. Laburaba con los Manicured Noise, la banda de Stephanie (Nuttal, la primera baterista de Sumo). Andrea hizo la conexión pero no quiso hablar. Todavía le pesaba mucho el recuerdo de Luca. De todos los cercanos a Luca me parece que ocupó un lugar muy importante. Tuvieron algunas historias bastante pesadas juntos y que Luca se venga a la Argentina también tenía que ver con eso.

– ¿Siempre supiste que iba a ser una historia oral o las distintas versiones de los hechos que te daban los entrevistados te llevaron a inclinarte por ese formato?
– Hubo un momento en el que yo ya estaba perdido. El libro se volvió como un guion imposible. Eran muchas cosas, casi ochenta entrevistados o más. Es más, yo nunca había hecho un libro. La propuesta vino de Planeta, yo ni siquiera me hubiese imaginado escribir un libro de Luca. El personaje me encantaba, lo había seguido, lo primero que escribí en un taller de periodismo, incluso antes de entrar en la facultad en La Plata, fue una crónica sobre Luca y la heroína. Luca siempre estuvo en mi cabeza pero yo no me imaginaba escribir un libro. Y un poco fui a tientas al principio, hasta que Nico Miguelez, que es el editor de Planeta y con el cual yo venía trabajando desde hacía mucho tiempo en Inrockuptibles, fue un poco el que motorizó algunas cuestiones que a mí me costaba destrabar. Además, siendo muy amigos y teniendo mucha confianza también me animó a probar ciertas cuestiones en cuanto a la escritura.
A mí me interesaba mucho la contextualización y un poco el problema se planteó cuando cada vez que yo quería abordar un momento de la historia de Luca tenía que revisar cuarenta o treinta entrevistas. Entonces era como un plan imposible. Y también era tan interesante lo que proponían los entrevistados, además con las diferentes miradas que tenían, que eso también me ayudó a decidir. También fue una decisión compartida con Nicolás. Estaba bueno no editarlos cuando se equivocaban en algunas respuestas. Enrique Symns dijo que Mónica Strömp estudiaba psicología. Ella estudiaba otra cosa pero dejamos esas cosas porque si no era como también editar la memoria o los recuerdos, y no me parecía justo.
También estaba desde el principio mi decisión de no tener un rol protagónico ni decir bueno, los entrevistados me contaron la historia y ahora yo la traduzco. Me corrí completamente porque también me parecía que era el rol que me ocupaba. A mí no me gustaba esa cosa de tener un protagonismo que no estaba ganado. Yo fui fan de Sumo, vi a Sumo en vivo, pero nunca hablé con Luca. Eso estaba claro. Entonces la decisión era que cada capítulo arrancase con esa contextualización, porque también me parecía que era fundamental que los chicos, los que no vivieron esa época, entendieran cómo se vivía en Argentina y en qué momento llega Luca a la Argentina. Me parecía que era fundamental contextualizarlo y también contextualizar lo que sucedía en Inglaterra en el 77. Creo que eso fue muy laburado. Con Nico pudimos armar las piezas del rompecabezas con los testimonios y elegir lo más interesante. Me parece que todos dialogaban entre sí, eso también le dio una vida distinta al libro.

– Me impactó mucho la soledad final de Luca. El desprecio de varios de sus pares y su angustia interna revoleando botellas. ¿Hubo algo de la historia que te haya conmovido por encima del resto?
– Me impactó mucho cuando lo entrevisté a Timmy McKern, que decía que la historia de Luca era muy triste de principio a fin. Que Luca no hizo lo posible para estar mejor. Como que era un camino predestinado y caminaba hacia ahí. Y que se podría haber hecho algo. Por supuesto que lo decía con todo el amor del mundo y con todo lo que significó Luca en la vida de Timmy. Y lo que significó Timmy en la vida de Luca. Por eso, para mí si Andrea Prodan o Timmy McKern no hablaban el libro no tenía sentido. Lo tenía claro desde el principio y peleé mucho para hablar con Timmy, que no es alguien que esté acostumbrado a hablar. Es más, algunas partes muy sensibles me interesó que él las viese antes. No es un libro para agradar a la familia, a los amigos o a los fans, pero había dos o tres cuestiones muy delicadas que él las vio y salvo una corrección mínima no tuvo problema en que se publicaran. Sobre todo de la manera que murió Luca. Me parece que el libro en ese aspecto también tiene como un plus extra que no se sabía hasta ahora.
Creo que una de las cosas que más me llamó la atención y no sé si está en el libro, que lo dice Rodrigo Espina, es que lo que más le gustaba a Luca era el tema de los abrazos. En estos últimos días me estoy acordando mucho de eso, ahora que nadie se puede abrazar. Que lo que más le gustaba a Luca de Argentina era que él se podía abrazar con la gente y que no había tenido ese amor de sus padres.
Creo que la soledad de los últimos días de Luca es terrible. También era inmanejable. Un poco esa anécdota que cuenta Sergio Rotman: que se aparecía en un bar y estaban todos sentados y se iban porque tenía un aliento terrible, espantoso, porque también estaba muy mal de salud y se ponía muy pesado. Creo que todos hemos estado en situaciones así y por más que sea Luca Prodan, el cantante de una de las bandas más importantes del país, no te quedás con él todo el tiempo. Toda la gente no es así, tan sensible y tan humana. Rolo y varios personajes del libro sí lo fueron y lo cuidaron muchísimo. Lo llevaron a que se bañe a la casa de ellos, muchos gestos de infinita humanidad.
Pero lo que debe haber sufrido Luca de chico me conmueve mucho más. Lo mal que la pasaba en el colegio. Se las arreglaba para que lo respetaran pero no tenía nada que ver con ese ambiente. Quería estar en Roma con su familia y creo que eso es lo más terrible.
Igual, los últimos días de Luca son muy tristes. También había como algunas internas en la banda en los últimos días. Había algunas cuestiones que no estaban bien. Pero me parece que lo más triste es su etapa infantil. De los 6 a los 12 años, cuando la familia vende la casa de Tarquinia, que era como un refugio muy Luca. Eso está muy bien reflejado en la película de Espina. Hablan varios amigos. Eso creo que también habla de cómo se separa del padre o lo empieza a enfrentar de una manera mucho más directa. Creo que la gran historia de Luca es su relación con el padre. Es eso. De no cumplir el mandato y de competir todo el tiempo.

Luca y un pequeño Andrea con su padre, Mario Prodan. Foto: Facebook A.P

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