El libro analiza el disco Yendo de la cama al living, de Charly García.
Martín Zariello es uno de los escritores ligados al rock más interesantes de la actualidad. Su libro No bombardeen Barrio Norte – Yendo de la cama al living y el triunfal ingreso de Charly García en los años 80 carece de la solemnidad de su extenso título. Ofrece una mirada desacartonada y muy precisa sobre el álbum debut del bicolor.
El libro apareció en 2016 y fue la primera publicación de Colección Vademécum, que desde entonces editó trabajos sobre Invisible, Soda Stereo y 2 Minutos, entre otros. El ensayo está encarado desde una postura clara: Zariello es fan de Charly. Forma parte de los “Aliados”, los seguidores que surgieron en los 90 durante la etapa Say No More, la más caótica de García pero también una de las más creativas de su carrera. Desde ese lugar Zariello aborda Yendo de la cama al living, que apareció en 1982, un momento de ruptura del rock argentino y el país.
Pero ese disco no es el límite. Zariello incluye a Pubis angelical, el álbum instrumental que acompañó a Yendo de la cama al living. También se permite ir y venir por toda la carrera de Charly. Lo hace con una escritura que ya es una marca registrada: rigurosa en datos y capaz de linkear con libros, series y películas para dar un análisis fresco y distinto a los que suelen publicarse en los medios especializados.
Hablamos con el autor marplatense sobre las ideas del libro, la manera de encararlo y su forma de trabajar. Los interesadxs pueden seguir su blog Il Corvino.
– Supongo que como fan de Charly que sos a algunas de las ideas que desarrollaste en el libro las venías pensando desde hacía tiempo, quizás desde los 90. ¿Cuál es la que más te interesó escribir?
– Me interesaba más que nada contar cómo asimilaba la obra de Charly alguien que había nacido o estaba siendo engendrado mientras se grababa Piano Bar. El libro está escrito desde la subjetividad, no desde la experiencia, de un fan de Charly, que puedo ser yo porque escribí el libro, pero también puede ser cualquiera. El costado más yoico del libro fue compensado por la estructura de citas y archivos, las que ya tenía y las que me dio Roque Di Pietro como editor y conocedor absoluto de toda la obra de Charly. Yo escribía un capítulo, se lo mandaba, él me hacía una devolución, lo corregía y así. Por eso aproveché cada capítulo del libro para hablar de una canción del disco pero también como excusa para tocar algunos tópicos que recorren toda la obra de Charly. Lo que más me interesó escribir fue el capítulo de Pubis angelical, porque no era sólo sobre el disco, que es bastante relegado, sino sobre la película y el libro de Manuel Puig. La idea principal fue hallar continuidades entre la primera etapa solista de Charly y la etapa Say No More. También fue interesante plasmar las sensaciones encontradas al ver al Charly post-Palito, el funcionamiento operativo de las anécdotas míticas e incomprobables en el rock, y “Transatlántico art decó” como el pasadizo secreto que sostiene toda la obra de Charly.
– ¿Es un libro para todos los fans de Charly o para los «aliados» de Say No More?
– Puede que el libro base su estrategia empática con los fans de Charly de mi generación, es decir, los aliados (aunque al vivir en Mar del Plata yo viví esa experiencia a la distancia y creo que si hubiese estado cerca, por mi forma de ser, tampoco hubiese ido a tocarle el timbre en busca de la “anécdota con García”). Hubo gente que me escribió diciendo que después de leer el libro se había reconciliado con la etapa Say No More. Creo que había una condena moral hacia aquellos que a fines de los noventa éramos adolescentes y nos gustaba ese Charly, del tipo: “le perdonaron todo”, cuando ya desde hacía dos décadas existía un público que le gritaba “genio”, “ídolo”, “maestro” o “sos más grande que Lennon”, a lo que Charly respondía “Sí, porque Lennon lamentablemente se murió”. En fin. Por otro lado ahora mismo hay un grupo en Facebook llamado Charly García Modern Posting, cuyos integrantes no deben tener más de veinticinco años, lo que comprueba que, tal vez en menor medida por el paso del tiempo –Charly ya casi no toca en vivo, ya no es importante en la agenda mediática y el rock fue reemplazado por el trap como “música de la juventud”-, cada generación asimila y se apropia de Charly y su obra, en tanto patrimonio cultural, como se le canta, dejando afuera de su imaginario, necesariamente y en forma brutal, a la generación anterior. En resumen: mi idea es que el libro pueda ser leído por todxs, fans de Charly, aliados e incluso haters para quienes la lectura del libro puede ser una buena manera de hacer catarsis al leer página tras página que Charly García es un genio.
– ¿Escribís «lo que salga» y luego corregís o no te sentás hasta saber lo que querés decir?
– Generalmente antes de escribir un texto, abro el archivo de Word y anotó un par de frases, alguna idea para desarrollar, una cita, como para tener una guía. A veces escribo primero el párrafo final, es decir, sé cómo va a terminar el texto entonces el desafío es escribir algo que encaje con lo que ya escribí de antemano. Si sé exactamente todo me bloqueo. Tengo que encontrar ese momento exacto e intuitivo en el que uno ya sabe que lo va a escribir sin que se le arrebate el asado. Escribo desde chiquito así que todo lo que hago tiene un poco de juego: hago de cuenta que soy un periodista deportivo, o un analista político, un crítico de rock, pero en realidad no soy nada. Después está el tono que uno le quiere dar al texto: ¿vómito subjetivo y espontáneo?, ¿vómito objetivo y aséptico?, ¿vómito a secas? En los últimos años me inclino por una combinación de los dos primeros vómitos, generalmente algo objetivo con pinceladas subjetivas o viceversa, lo que no anula la posibilidad de que el resultado remita al tercer vómito.
– ¿Cómo trabajás? ¿Tenés un archivo personal? ¿Consultás a músicos aunque no los entrevistes? ¿Ves todos los videos que hay en YouTube y escuchás todos los piratas?
– Tengo un archivo personal de diarios, libros y revistas, y también tengo memoria de cultura rock, esa cosa de vivir fascinado y asqueado por una cultura que, quieras o no, te formó como persona, entonces tenés un arsenal de datos inútiles que te sirven para escribir. Toda revista digitalizada, ya sea de rock o de literatura o de política, me la bajo, porque me gusta mucho leer revistas viejas, como el personaje de un tema de Litto Nebbia del disco Llegamos de los barcos. No consulto ni conozco músicos, al no tener formación periodística, no sabría cómo preguntarles ni cómo conseguir que me respondan una pregunta, sentiría que los estoy molestando. Y sí, veo todos los videos de Youtube, no sólo de rock, también veo programas de Hora Clave de 1991. En el 2014, antes de que Roque Di Pietro me contactara para escribir el libro, ya tenía la idea de escribir un libro sobre Charly y encontré un blog abandonado del 2009 donde se ofrecía material inédito. Mandé un mail y como el chabón leía mi blog, me regaló cinco dvds con inéditos, donde hay ensayos, demos y etcs. Igual antes, en la prehistoria, ya había acumulado piratas, los grababa en casete de la radio o los compraba en un local que se llamaba John Lennon, que estaba al final de la Peatonal. En los últimos años se me fue la obsesión por los piratas pero creo que porque los escuché tanto que me saturaron.
– ¿Estás trabajando en un próximo libro? ¿Podés adelantar algo?
– Estoy en algo pero no quiero adelantar porque soy supersticioso y creo que si lo digo sin haberlo escrito, ocurrirán sucesos trágicos. Actualmente me dedico más a escribir en La Agenda y en mi blog sólo en caso de que haya pandemias. Y escribí una novela.