Repasamos la entrevista que el músico, que falleció este domingo, le dio a nuestra revista durante una de sus visitas a Salta.
Tarde de miércoles invernal en el Teatro Provincial de Salta. Willy Crook está más flaco, parece más petiso aún, pero sigue destilando ese qué sé yo piazzolleano, tan porteño, a pesar de su ADN gesellino. La charla comienza tras la entrega de algunos ejemplares de la Rock Salta y comentarios sobre el disco Crük, de 1999. Felicita por la revista y arranca ensayando una disculpa: “Yo lo troquelé (dice, en referencia a Crük) para que tenga una bandeja transparente, como corresponde, no esta porquería. Se me echaron como vacas los de EMI Internacional: ‘No hay’. Lloraba de la bronca, te lo juro, man, está troquelado. Te pido disculpas. Estaban en que no había, y mentira que no hay. Teníamos resto en esa época; esto es la obra de una opa. Por eso te felicito (por la revista) porque sé lo que valen las cosas y más ahora que, si antes lloriqueaban las empresas, ahora con el internet imaginate, lo de grabar discos, sacar revistas de rock”.
– El tratamiento que la prensa le da a ciertos artistas es desde el pasado, desde sus grandes hitos. Vos, ¿en qué estás hoy?
– Estoy estudiando cómo es el nuevo yo de estas épocas. Creo que a todos nos pasó (insisto en que el tiempo está pasando más rápido) que hay que adaptarse y andar entre el barro, que es bastante, y salir limpio, que para eso somos artistas y elegimos algo que no es rentable a primera vista. Qué sé yo, periodismo de rock o músico es una disciplina caprichosa. Felizmente, de Patricio Rey me quedó eso que es respetar (que por eso mismo me fui por mi propio pie), porque para mí no podía haber saxofón en todas las canciones, era un plomazo, pese a que yo lo tocara, y eso lo aprendí de ellos, y de ahí quedó la relación abierta. Semi (Semilla Bucciarelli, bajista de los Redondos) tardó mucho en descubrir que es un genio por las suyas también, y era un fiel soldado del asunto. Es este momento estoy descubriendo eso, viendo que sigue siendo tan difícil tocar: cuando no fue la dictadura, fue el precio de los colectivos, pero esto es rock and roll, no es Disneylandia.
– ¿Qué tipo de repertorio estás abordando en esta etapa?
– Hubo un tiempo que estuve parado, y así estaba de humor, creo que mi humor lo decía todo. Es muy difícil mantener una banda, encima de músicos que son requeridos, pese a haber tocado conmigo. Entonces, le damos mucha importancia a cada show, encima suena buenísimo, y no es por la magnitud del teatro, en todo caso es a la inversa, nos pone más nerviosos tocar para cinco que nos están escuchando, a cien que no se sabe. Estamos tocando temas que nos gustan del repertorio. Somos otros, no sé cómo explicarlo, hay muchas canciones que son las mismas y hay material de lo que va a ser el próximo disco, que no estaba en los planes, pero apareció Ezequiel, un fan multipropósito y consiguió un estudio y todo eso; y sobre todo me llama constantemente y me dice “Salí de esa cama y andá a grabar” Hoy el pianista va a ser Leo (Goldstein), que se ve que la tiene clara. Él tomó clases con Abel Patrone, y fue un lujo patear con Abel.
– En el 98, estuviste en Teatro Alberdi, primera vez que viniste a Salta.
– Claro. Un teatrito viejo, así de madera, muy bonito.
– Hoy es una tienda que vende ropa.
– Bueno, se salvó de una iglesia evangelista.
– Era un momento muy importante por la repercusión de Eco, por la banda que traías, y por el standard de calidad que marcó para el rock argentino.
– Eco fue el último coletazo, entré en la última época donde se grababa en un estudio carísimo, como El Pie, donde hay un Hammond que suena a Hammond. Un estudio para fluir, macho. De hecho, para el disco Eco entré con cinco temas. “Eternity”, por ejemplo, lo hice cuatro cuadras antes de llegar, la atmósfera de un estudio lock out quiere decir “a puertas cerradas”, eso es fantástico, es como venirte a Salta, sabés que el mundo va a seguir rodando aunque no atiendas el teléfono. Y eso te mete en una atmósfera de trabajo que hace que de cinco temas resulte Eco.
– Eco es uno de los últimos coletazos de un tipo de expresión del rock argentino. Después entramos en otro momento, en el que expresiones como la tuya pierden popularidad y triunfa otro estilo, quizás más básico.
– Es lo que te ponen en la oreja hombre, eso está cantado. Hay un programa de entrevistas que hace Elvis Costello que hay que prestarle atención, y hablaba con Tony Bennet. En esa época, de Los Beatles también, ser pop era realmente ser popular, porque lograbas que alguien del populus gustara de tu disco, que se pasara en la radio, y las llamadas, todo por el movimiento de la gente. Realmente era una elección de la gente, y en ese momento el rock era el enemigo público número uno. El sistema asimiló al rock y hoy por hoy no venden una gaseosa sin un culito y un poco de rock. Y cuando empezó las madres les tapaban los ojos a las hijas.
– ¿Qué estás escuchando hoy? ¿Qué te conmueve hoy musicalmente?
– Tengo una cierta desinformación de lo que está pasando. Sí veo que hay una camada importante de músicos jóvenes. Se han creado en varios lugares colegios secundarios con raíz musical, con instrumentos y esas cosas; que en mi época era imposible. Veo mucha gente joven que además del don natural, estudia. ¡Muchachos, no abandonen sus estudios, porque talento más estudio, es la fórmula! Ahora sí, volviendo a lo anterior, el rock sigue siendo pura suerte. Cuando le llega a la gente muy joven, los deja muy marmotas, como lo tenemos a este pibe Justin y esas cosas. Como decía Luis Miguel, al foso que no se tiran los barrabravas, si se tiran las niñas de 14 años, no es normal.
– Entre el 98 con el Teatro Alberdi, y el show en Zátiro ¿Tenés recuerdos musicales o vivencias que te hayan quedado?
– Y, tengo ramalazos, pero son interesantes para mí, como los sueños, pero son para mí. Esta noche voy a terminar de armar alguno de esos hilos. Lo que sí, es normal que venir a Salta sea un acontecimiento. Yo lo consideraba casi descartado, porque en colectivo no llegamos nosotros, llega algo pegado a los asientos, y es muy difícil coordinar. La gente que se dedica al negocio no entiende que se tiene que unir para sacar un rédito, hacer una buena movida, y esto fue fantástico, una ocasión de oro.
– Pensando en tu vida musical, desde tus 18 años hasta ayer, sin ánimos de revanchas, sólo por puro placer; si te doy una pastilla, ¿a qué momento volverías?
– Yo volvería a esta noche. Pasó de todo y todo tuvo su lugar. Eso de volver al pasado, en el amor uno lo piensa para remendar errores. Yo les dejo una inquietud mucho más tenebrosa: ¿Cómo hiciste para lograr ese amor? ¿Qué tenías puesto, qué le dijiste? Prefiero esos fracasos y no poner en riesgo las cosas maravillosas que cuando se terminaron lloraste como niña.
Entrevista publicada en la revista Rock Salta número 11, de agosto de 2012.