El Falso Profeta y su mirada de lo que es y no es.
Aislado en las condiciones que tocó, la nostalgia usurpa lo único que nos pertenece, la vida.
Lo verdadero se mezcla con la falsedad del streaming, los formatos pelean por sobrevivir.
Envejeciendo lentamente, los silencios anuncian que ha pasado lo imposible, muchos lloran, algunos ríen, Dios ha muerto.
Una brisa fresca se desliza por el cajón de la mesa donde guardo mis más angustiosas pesadillas y mi fetiche por los discos físicos, algún día serán reliquias, me duermo.
Mientras tanto, en el recinto de las tinieblas, las libertades son negociadas.
El miedo invade las almas de la humanidad, somos seres virtuales.
El nuevo mundo está en marcha, y fue aceptado.
Hicimos cotidiano este paisaje de caras tapadas. ¡Esto no es un mal sueño!
Está pasando, que no sorprenda sentirnos felices por el solo hecho de sobrevivir.
En estas condiciones, ganar un Oscar no se ve tan difícil, solo así podríamos opinar.
La libertad siempre estuvo subvalorada, el veto produce una mínima reacción.
Con relaciones cada vez más efímeras, la apariencia se impone sobre la esencia.
Los augurios hechos a comienzos de este año han sido equívocos.
En lugar de la prosperidad que todos presentíamos, nos topamos con el año más defraudador y triste.
¿Acaso merecemos otra cosa?
Será la lucha eterna de inconformidad, o la conducta de aceptación a una manera de vivir, lo que regirá.
A pesar de los daños y la avalancha tendenciosa de información, la música siguió siendo la fuente del optimismo para alegrar el alma.
Suenan nuevos ritmos. Mientras los escucho, más me gusta lo viejo.
Las opiniones no son viscerales, están editadas con los filtros y cuidados necesarios, todo es trucho y careta.
Mucha tropa riendo en las calles, el rebrote es inminente.
El infierno baila en tiempos de espejos, reclaman desde la incoherencia de sus actos.
Deja paso a la tormenta, levántate es hora de retar a tus miedos.
Es momento de renacer.