Foto: Cata Bartolomé
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Balance 2020 | Como un relámpago

No solo de trap e indie vive el humane pero analizamos el año de ambos géneros.

En el necesario balance del año pandémico destacamos algunos hechos pensando en la escena del indie y el trap. Ambos géneros son vistos entre cejas por los rockeros más puristas, pero son ensalzados por las plataformas musicales y los festivales como los salvadores. Unos por su cantidad de reproducciones, otros por su venta de entradas.

Todo parecía indicar que el trap se iba a devorar el 2020 con shows agotados a lo largo y ancho del país. Prueba de eso fue la llegada del género a los escenarios grandes del Cosquín Rock. A pesar de las quejas iniciales en redes, las dos fechas en las sierras cordobesas le dieron la razón a la unión trap/rock. Fue muchísimo el público que se acercó a ver a los distintos exponentes del movimiento como Duki, Cazzu, Ca7riel y Paco Amoroso, Neo Pistea, entre otros.

El desembarco de Wos en el escenario principal del CR fue de las presentaciones más populosas que recuerde el festival. Propios y extraños se rindieron ante Valentín Oliva. Como prueba quedó el documental al respecto por parte de la organización. Pandemia mediante, terminó siendo de los pocos shows que dio el cantante en el año.

A mitad de julio sin shows y con todos confinados, Trueno lanzó su disco debut y agitó el avispero. “Te guste o no te guste, somos el nuevo rock and roll”, dijo el joven que siguió el camino de Wos pasando de las batallas de freestyle al álbum propio. Bombazo mediático. No se habló de otra cosa. Es sabido desde hace tiempo que el rock se convirtió más en adjetivo que en sonido, en etiqueta más que contracultura.

Cazzu sacó nuevo disco bajando data de la obra de Alfonsina Storni y participó de muchas canciones. Mientras que Nicki Nicole con banda la rompió en Buenos Aires Trap. Ese festival y las batallas demostraron la fuerza del género en las plataformas estrellas de 2020: Tik Tok, Twitch y YouTube.

En la escena local, el ciclo 32 de Pia D’ Lucca (se puede ver en IG y YT) sirvió de vidriera para conocer a jóvenes artistas que se están abriendo paso en esos sonidos desde nuestra ciudad: Agustino VT, Klown WMF, B-Yami, Zummo Recién, Klunak, Elboy, Bad Mami, entre otros.

De esa manera, el trap o género urbano siguió haciendo lo que mejor sabe: obtener millones de reproducciones en las plataformas (ahí está Bizarrap, el argentino más escuchado en Spotify). Queda la duda si eso se convierte luego en ingresos para los intérpretes y para los sellos, o solo sirve para lograr que las marcas paguen cachets exorbitantes.

El debate estalló por «Sangría» pero la canción con Nicki quintuplicó en reproducciones al tema con Wos

Guitarras y teclados

Por su parte, el indie a fuerza de constantes lanzamientos de singles y discos supo ganarle presencia a las bandas de rock históricas. Sin su principal ingreso económico, salieron a pelear una batalla perdida en las cuestionadas plataformas.

Todo cabe en el indie, desde el pop al folk, lo electrónico, la canción de autor, lo urbano y hasta el metal. También le cabe la renovación llevada adelante por mujeres, como marca el documental de Niceto. Así, el mejor disco del año fue Ubicación en tiempo real de Barbi Recanati, que con su post punk de guitarras nos hace pensar que los 80 y los 90 no fueron en vano. Hay que destacar el trabajo blusero de Sol Bassa y de Rudy; también el sorpresivo debut de Esmeralda Escalante (atención al temazo “Volcán”), la vuelta de Lucia Tacchetti, la aparición de Niña Lobo desde Uruguay y el esperadísimo disco de Zoe Gotusso.

Hubo reafirmaciones en artistas convocantes y festivaleros como Louta, Bandalos Chinos y Conociendo Rusia. El primero tocó en Tucumán en el verano y se despachó con 2030, un disco cuarentennial con producción del reconocido boricua Eduardo Cabra (Calle 13).

La referente salteña Feli Colina siguió cosechando los frutos de su Feroza. Se dedicó a dar cientos de entrevistas y a participar con distintos artistas y marcas. Con la gente de TyC Sports incluso resignificó un clásico piojoso para despedirse del Diego y hacernos lagrimear una vez más.

Y ahí en las despedidas es donde más fuerte golpeo el 2020 al indie, perdiendo por el cáncer a Rosario Blefarí y a Gabo Ferro, ambxs artistas que abarcaron un sinfín de espacios. Con cancioneros enormes, de mucho peso e influencia para cientos de músicxs que terminaron siendo más populares que ellxs. Se fueron dos faros únicos de la música argentina.

En la experimentación discográfica y expansión sonora hay que recalcar a Mi Amigo Invencible con su labor (ahora internacional) a base de singles poderosos, más película. También a Los Espíritus, que se animaron a jugar a la radio y a seguir escalando en su blues con sabor afro latino.

Hubo regresos alabados, como el de Bestia Bebé, que sin pandemia hubieran tocado cada fin de semana en todo el país. Los 1915 se elevan entre las bandas nuevas a tener en cuenta, y Panza lo hizo con un material hecho con toda la furia para esta época.

En el apartado local se destaca el show en streaming de Mentalo en la Usina Cultural. Dejó la vara muy alta para el resto del ciclo. Los lanzamientos de rock fueron todos prácticamente de indie, salvo el de los muchachos de Astral, que por momentos se acercan al metal progresivo. ¿Habrá pibis sub 20 que escuchen metal?

“Aunque Trueno nos diga que el rock ya no es nuestro te quiero mostrar lo que tengo”, nos dice Lucas Martí en “La memoria de un beso”, parte de su disco exclusivo de Instagram. Lanzado en agosto, se mantuvo como un secreto que corrió de boca en boca. La canción del año dialoga con el trap, no mete riff pesados ni solo de batería, pero tiene la belleza de hacernos sentir vivos mientras pedimos por la fantasía de un posible regreso.

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